P016_Passiflora

Conocida también como pasionaría, es una planta trepadora de crecimiento rápido que en verano se llena de flores vistosas y aromáticas. Llega a alcanzar entre 6 y 9 metros de longitud, cubriendo vallas o pérgolas a las que se engancha con unos órganos que salen de sus tallos y se llaman zarcillos. Es una planta muy invasora, dificil de controlar si se tiene en tierra, y su crecimiento tapará con facilidad cuanto nos propongamos llenando de exuberante vegetación nuestro jardín

La espectacular forma de su flor nos recuerda a una corona de espinas y por ello, los misioneros jesuitas, comenzaron a denominarla flor de la pasión ya que cada parte de ella fue asociada con alguna de las etapas de la vida de Jesucristo, desde esa corona de espinas hasta el cáliz, apóstoles y clavos.

La pasiflora florece de julio a septiembre y algunas producen un fruto comestible, el maracuyá, de color amarillo o púrpura.

Ha sido muy utilizada desde tiempos remotos para crear remedios caseros.

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Passiflora o flor de la pasión

Cuidados

La passiflora necesita recibir luz solar directa, aunque en zonas de clima muy cálido agradece algo de sombra por la tarde, cuando el sol aprieta.

Durante primavera y verano el riego debe ser de manera que el sustrato se mantenga ligeramente húmedo, sin encharcar. En los meses fríos puede regarse menos, pero sin dejar que la tierra se seque por completo. La periodicidad de los riegos dependerá de la exposición y el clima del lugar donde esté la planta.

Debemos cubrir la base con mantillo u hojas secas que mantengan la humedad de sus raices y una capa de acolchado sobre todo en invierno para proteger de las heladas. A nosotros nos ha soportado bien los inviernos, tan solo el primer año se protegió para el frío.

Cada año es necesario hacer limpieza eliminando tallos muertos así como las ramas muy dañadas, podando en primavera para dar forma y sin abandonar la vigilancia a su vigoroso crecimiento pues con un único ejemplar se puede llegar a cubrir un muro de 2 o 3 metros de ancho y de 5 a 10 metros de longitud. 

Abono orgánico en la base de la planta un par de veces al año, en primavera y a mediados de verano, para promover el crecimiento y la floración.  

Para reducir las posibilidades de enfermedades fúngicas, hay que limpiar las hojas que caen en otoño al suelo.