Cómo llegar

Para esta excursión deberemos tomar dirección Ejea, por la ruta de Alagón-Remolinos-Tauste, es un paseo que en  domingo nos resultará tranquilo (es día de escasa y civilizada circulación), recorriendo estos primeros 74 km. sin darnos cuenta.

Al adentrarnos en Ejea deberemos prestar la máxima atención para no equivocarnos en la ruta, a nosotros nos sucedió esto y erróneamente cruzamos la localidad de punta a punta sin ser necesario. Así pues, entrando por la A-127, seguiremos recto hasta la primera bifurcación donde está el desvío indicado (no muy bien) a la izquierda de nuestra marcha. A escasos metros un nuevo desvío, esta vez a la derecha, para salir de la localidad por el Paseo de la Bañera que continúa en la A-1204 hacía Luesia.

Al Igual que comentamos en la ruta de Biel, se trata éste de un caso muy similar, el último tramo de unos 30 km. aconsejamos hacerlo con tranquilidad para saborear de la ruta y sus vistas. Un Km. antes de llegar, justo donde está la gasolinera de Luesia, recomendamos una breve parada para apreciar desde allí el hermoso paisaje y una bella panorámica del pueblo de cuyo caserío emerge de manera colosal su castillo y la iglesia.

El lugar

La villa de Luesia se halla situada entre el Prepirineo y la Depresión del Ebro, dentro de la comarca de las Cinco Villas de la que es una de sus villas menores. Su término municipal limita al Norte con Lobera de Onsella y las Peñas de Santo Domingo; al Sur con Orés y Asín; al Este con Biel y al Oeste con Uncastillo y es un hermoso laberinto de valles y sierras todo él repleto de montañas y colinas.

Su vega, de donde es muy apreciada la calidad y finura de sus judías, es fecundada por dos ríos, el Villa, a cuya orilla izquierda se encuentra el pueblo, y el Arba de Luesia.

Su estructura urbana se encarama en la falda de un pequeño cerro rocoso presidido por los restos del antiguo fortín. Las viviendas muestran las características propias de la arquitectura de la zona enmarcando calles estrechas y empinadas, donde podemos destacar su Casa Consistorial del siglo XVI, varios palacetes del siglo XVI y los restos de un barrio judío.

Una de estas calles nos conduce hasta la Iglesia parroquial de San Esteban, bella construcción románica del siglo XII que se completa con la iglesia de El Salvador, hoy dedicada al culto, que fuera construida en tres etapas: la cripta del siglo XI, la iglesia del siglo XII y las portadas del siglo XIII.

Como sucede con otros pueblos de la zona, esta localidad era puerto fronterizo con los musulmanes en el período de enfrentamientos contra los cristianos, plaza fortificada por Sancho I de Navarra con un castillo que fue vigía y defensa del camino que desde Ejea se dirigía hacia Sos y Sangüesa por la Val de Onsella. Los de Sibirana y Biel, a unos 10 Km., completaban este sistema defensivo.

Aquel castillo primero, conocido por referencias árabes, quedaría mal parado por las frecuentes luchas sarracenas de la época, contra éste y otros pueblos fronterizos. Ello explica que una vez reconquistada la villa, el rey Sancho III el Mayor realizó una verdadera línea defensiva levantando y recuperando castillos como el de Luesia y otros de la misma comarca como son Ruesta, Sos, Sibirana, Uncastillo, Biel, Agüero y Murillo.

Sus restos se alzan dominando el caserío y en la actualidad tan solo contamos con una única pieza bien conservada, su robusto torreón de planta cuadrada donde se da escasa concesión al vano, característica primordial de estas construcciones defensivas.

Tras este periplo de guerrillas, avanzadas luego las líneas de la reconquista por Sancho Ramírez, la naciente vida del pueblo se tornará así más tranquila y estable, comenzando a repoblarse en 1125 por Banzo Fortuñón, a las órdenes del Rey Alfonso I (El Batallador), quien la donó después al monasterio de San Juan de la Peña.

En las inmediaciones encontramos un sin fin de atractivos, destacando la ermita de la Virgen del Puyal de estilo románico. Se levanta sobre una colina cercana, a unos 300 metros de la población, dominando un impresionante paraje natural. El edificio es de estilo románico y ha sido objeto recientemente de acertadas restauraciones. Cuenta en su interior con cinco espléndidos retablos y en su pórtico se conserva una hermosa talla de madera de la Virgen con el niño del siglo XIII.

Pero Luesia tiene otros tesoros, no solo estas construcciones de su núcleo, posee atractivos testigos arquitectónicos como son las Torres de Sibirana (que volveremos a visitar en otra ocasión seguro), la ermita de Santa Quiteria y las ruinas de la iglesia de "El Corral del Calvo", todas ellas en plena Sierra de Santo Domingo.

No debemos olvidar su primordial riqueza, la naturaleza, pues en esta Sierra de Santo Domingo la belleza del entorno nos ofrece espacios naturales tan hermosos como el Hayedo de la Val o el Pozo Pigalo, donde podremos zambullirnos en sus cristalinas aguas rodeados de una naturaleza salvaje. O pasear por la Sierra de Luesia, donde se levanta el Puy Moné, espléndido paraje en cuya cima contemplamos una panorámica envidiable del prepirineo aragonés.

Muchos son los motivos para efectuar visita a esta localidad, la paz que traeremos a nuestro regreso aumentará el agradable recuerdo de esta visita haciendo que perdure en el tiempo.

Dónde almorzar

La naturaleza siempre ayuda a que el apetito crezca y estos lares del prepirineo donde nos encontramos son sinónimo de naturaleza en su mas pura expresión.

Nada más entrar en el pueblo, ubicado en la misma carretera, se encuentra el Puig-Mone, un bar que como se aprecia en la fotografía está ubicado en alto (al igual que el hermoso paraje de la Sierra de Luesia). Sitio amplio y ambiente tranquilo, característica ésta que no nos abandonó en toda nuestra estancia, fuimos atendidos sin demora y pudimos saciar nuestro apetito. No se puede pedir más.

BAR PUIG-MONE

• Ctra. de Ejea s/n
• Tel. 976 673366
• Luesia (Zaragoza)

(c) 2008   Ignacio Gonzalvo